Elementos que provocan la adopción masiva del vehículo eléctrico
Las ventas de vehículos eléctricos a nivel mundial crecieron un 43% durante el año 2020, con algunos mercados punteros como Noruega o los Países Bajos en los que los automóviles eléctricos vendidos ya superan a los de combustión.
Los cinco elementos que provocan la adopción masiva del vehículo eléctrico
Las ventas de vehículos eléctricos a nivel mundial crecieron un 43% durante el año 2020, con algunos mercados punteros como Noruega o los Países Bajos en los que los automóviles eléctricos vendidos ya superan a los de combustión. En Europa, las ventas de eléctricos durante 2020 superaron el medio millón de unidades, mientras en los Estados Unidos, la nueva administración Biden se plantea incentivos que permitan poner millones de vehículos eléctricos en sus calles. Finalmente, tras mucho tiempo perdido, todo indica que hemos llegado a la supremacía del eléctrico, que este año 2021 será en el que finalmente nos dirigiremos ya hacia el inicio de la adopción masiva, y que la tecnología de los motores de combustión interna puede ya clasificarse como obsoleta.
Los factores que intervienen en la consolidación del vehículo eléctrico como tendencia de mercado son cinco:
Un elemento puramente tecnológico: el umbral crítico que muchos consideraban necesario para la adopción del vehículo eléctrico como tecnología predominante en la automoción, consistente en la mejora y abaratamiento de las baterías por debajo de los $100 por kilovatio hora, ha sido recientemente superado. Además, la tecnología de las baterías continúa su mejora continua, lo que posibilita, entre otras cosas, que estemos hablando ya de la posibilidad de que podamos recargar la carga suficiente para recorrer cien millas en tan solo cinco minutos, y sin prácticamente problemas de degradación a lo largo del tiempo.
Otro elemento regulatorio: la modificación de los límites de emisiones para los fabricantes en la Unión Europea, calculados sobre el total de vehículos vendidos por cada uno de ellos, han llevado a que todas las compañías automovilísticas tradicionales estén ahora obsesionadas por vender vehículos eléctricos, como única posibilidad de evitar cuantiosas multas. Cada vez son más las compañías que pasan a considerar sus fábricas de vehículos con motor de combustión interna como activos de los que urge deshacerse, en los que es fundamental desinvertir de manera acelerada, si se aspira a alcanzar los objetivos marcados. Además, son varios los países que han adelantado la prohibición de venta de vehículos de combustión: en el Reino Unido, la noticia del establecimiento del año 2030 para esa retirada ha hecho crecer el interés del mercado por los vehículos eléctricos en un 500%.
Un elemento medioambiental de puro sentido común: la creciente evidencia de que los mitos alimentados por las compañías petrolíferas eran falsos: los vehículos eléctricos son más limpios independientemente del origen de la electricidad que consuman.
Otro elemento puramente económico: aunque el precio de los vehículos eléctricos sea aún algo más elevado que el de los tradicionales, la paridad se acerca cada vez más rápido, y además, se afianza la evidencia de que si lo consideramos en términos de coste total de propiedad, tener un vehículo eléctrico supone un ahorro considerable, debido al diferencial del precio de la electricidad con el gasoil o la gasolina, y a sus escasísimas necesidades de mantenimiento. Este cambio, de hecho, amenaza la estructura tradicional de la distribución de la industria del automóvil: uno de cada seis concesionarios de Cadillac decidieron cerrar en lugar de seguir las recomendaciones de la marca y empezar a vender automóviles eléctricos. Simplemente, cuando el elemento servicio se ve tan minimizado, ya no les interesa.
La llegada de nuevos competidores y el cambio del mercado: Volkswagen, copiando muchos elementos de Tesla, pone en el mercado su gama ID. GM incrementa su inversión para llevar a cabo una transición completa. Toyota, que había permanecido al margen de la electrificación, anuncia finalmente un vehículo completamente eléctrico. Y además, compañías como la británica MG, la alianza entre la tecnológica china Baidu y el gigante de la automoción Geely, el anuncio de que Hyundai fabricará los vehículos eléctricos diseñados por Apple, o la importante ronda de inversión obtenida por Rivian. Compañías como Volkswagen, el consorcio Renault – Nissan – Mitsubishi o la alianza entre Hyundai y Kia alcanzan o superan a la todopoderosa Tesla en el mercado europeo. Tecnológicamente, Tesla sigue estando varios años por delante de su competencia, pero indudablemente, la llegada de vehículos eléctricos más baratos de otras marcas, que aporta una gama de modelos y precios más completa, ha funcionado como un auténtico catalizador para el desarrollo del mercado.
Adquirir un vehículo de combustión interna es ya una propuesta claramente anticuada y perdedora, y lo será mucho más a medida que las marcas intenten reducir el peso que estos vehículos tienen en su cartera de ventas para evitar sanciones, según se vayan acercando las fechas límite para su prohibición como producto nocivo que son, y en función del progresivo encarecimiento de los combustibles e impuestos para desincentivar su propiedad. Simplemente, el ciclo de abandono de una tecnología obsoleta. Y un horizonte de retirada que, sin duda, será muchísimo mejor y más saludable para todos.
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